1.INTRODUCCIÓN.
1.1.LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA E HISTÓRICA.
La filosofía y la ciencia nace con los llamados filósofos presocráticos (anteriores a Sócrates que marca un punto de inflexión en la Historia de la Filosofía). El nacimiento de esta peculiar forma de pensar se produce entre los siglos VI y IV a. de C. en tierras griegas (no sólo la Grecia actual, también la costa italiana al oeste de Grecia y la costa jonia al este de Grecia así como las diversas islas del mar Egeo).
1.2.FACTORES EXPLICATIVOS DEL ORIGEN DE LA FILOSOFÍA.
¿Por qué en ese momento y en ese lugar? Los primeros filósofos son mercaderes marítimos en su mayoría, y su actividad comercial les proporcionaba desahogo económico y posibilidad de viajar y conocer otras culturas. Tenían pues ocio, es decir, la posibilidad de acercarse a las cosas en un sentido teórico y especulativo y no sólo en un sentido práctico y utilitario. Es evidente que quien tiene hambre o frío no se pregunta qué es el pan o qué es un abrigo sino que lo busca imperiosamente para poder sobrevivir. Sólo cuando se tienen cubiertas las necesidades básicas surge la “admiración” por las cosas y la especulación teórica acerca de su realidad. En algún sentido la Filosofía es un lujo cultural e individual.
El conocimiento de diversas costumbres y mitos diferentes abundan en la actitud filosófica de los presocráticos. Si en cada pueblo existen mitos explicativos distintos con dioses diferentes y a veces con características opuestas, ¿por qué los mitos explicativos de mi cultura tienen que ser los verdaderos y no los de otras culturas? Surge entonces la duda y la sospecha de que la tradición no da garantías de verdad y la necesidad de indagar por caminos más racionales.
Además, las polis griegas son centros relativamente pequeños de poder donde no había férreas estructuras ideológicas que limitasen el libre pensamiento. En los grandes imperios con una gran tradición a sus espaldas es más difícil la aparición de ideas nuevas y originales en relación con el mundo.
1.3. EL TRÁNSITO DEL MITO AL LOGOS.
El Mito y el Logos son dos posibles explicaciones de la realidad natural. Muchos historiadores consideran que la forma mítica de explicación es inferior y propia de un pensamiento primitivo y la forma del Logos (científica: especulativa o empírica) es superior y propia de culturas evolucionadas. El Mito simbolizaría la infancia de la humanidad y el Logos la madurez de ésta. Algunos antropólogos estudiosos de culturas míticas actuales critican esta visión etnocéntrica y consideran que ambas explicaciones son diferentes, pero de igual valor. Los filósofos presocráticos tienen elementos míticos y científicos en sus explicaciones y por tanto no son propiamente ni míticos ni científicos en un sentido puro. Decimos por ello que están en el transito de una explicación mítica a otra científica.
La explicación mítica posee tres características básicas. La causa de un fenómeno natural se localiza fuera de la propia naturaleza (en el ámbito de lo sobrenatural) y muy a menudo participan dioses o fuerzas naturales divinizadas. Surge pues una duplicación del mundo. La tormenta, por ejemplo, es producida por el enfado del dios X (evidentemente el dios X está en otro nivel de realidad distinto al natural). La firmeza de la Tierra, afirma un mito hindú, se debe a que es soportada por cuatro elefantes. Desde un punto de vista científico la explicación mítica lejos de resolver el problema lo complica aún más. ¿Qué ha producido el enfado del dios X? ¿Qué soporta a los cuatro elefantes? La respuesta a estas preguntas puede ser infinita evidentemente.
Desde un punto de vista mítico los acontecimientos naturales (lluvias, sequías, etc.) ofrecen una cierta regularidad, pero esta regularidad puede cambiar. Las cosas caen normalmente al suelo, pero podrían no caer. Esto se debe a que en última instancia los fenómenos dependen de la voluntad divina y a veces de su capricho. Cuando los acontecimientos naturales dejan de ser regulares y nos perjudican (periodo de sequía en época lluviosa por ejemplo) es necesario que el dios responsable olvide este capricho o enfado y para ello se le ofrece una cosa, animal o persona como sacrificio. La explicación mítica implica así superstición.
¿Por qué se mantiene este tipo de explicaciones en las culturas donde se da? La justificación del mito se basa en la tradición y la autoridad. La explicación es válida porque siempre ha existido esa explicación de las cosas: «Mi abuelo ya la admitía y aun el abuelo de mi abuelo». La explicación es válida porque la defiende alguien respetado que posee conocimientos y poderes superiores (el chamán o brujo de la tribu).
La explicación científica propia del Logos no recurre a un mundo sobrenatural para explicar los fenómenos. La causa de la tormenta está en ella misma (nubes con carga eléctrica diferente, por ejemplo). Los acontecimientos naturales no sólo son regulares sino que no pueden dejar de serlo. Es necesario que una piedra caiga a la tierra puesto que existe una Ley natural que la obliga. Los acontecimientos no dependen de la voluntad o capricho de los dioses sino de la Ley natural que los rige. Conociendo la Ley se pueden controlar y predecir acontecimientos. Nos alejamos así del sacrificio y la superstición.
¿Por qué se mantiene la explicación científica en las culturas donde se da? Existe el concepto de prueba argumentativa o empírica. Razono o experimento que es así y no de otra manera; independientemente de la autoridad de quien expone la teoría o del tiempo que ésta ha estado vigente. Una prueba en contra echa abajo la teoría.
A PREGUNTA SOBRE EL ARJÉ.
Todos los filósofos presocráticos se preguntan por el arjé de la naturaleza. Es en este sentido en el que sus discursos son más científicos y menos míticos. ¿Qué es el arjé? La palabra no nos resulta familiar, pero el concepto que designa es totalmente actual y presente en toda especulación científica. La Naturaleza es diversa, dinámica (existen continuos movimientos de traslación de las cosas) y sobre todo cambiante: todo en la Naturaleza es proceso. De la semilla surge el árbol, del árbol las primeras hojas verdes, las hojas pasan a ser amarillas, etc.). Precisamente esta es la característica más sobresaliente que veían los griegos en la realidad natural: el cambio. De hecho fisis, que es una palabra griega que se traduce al latín por natura y que nosotros expresamos con el vocablo naturaleza, está emparentada con la raíz fío que indica precisamente generación a partir de sí, cambio y proceso. Así pues es evidente que el problema de la realidad natural estará unido inevitablemente al del movimiento y el cambio que ésta muestra. Ahora bien, la Naturaleza, diversa, móvil y cambiante, se muestra como una realidad muy compleja y difícil de entender. ¿No existirá un principio elemental y permanente que me pueda explicar la diversidad y cambio presente en la Naturaleza? Si llegamos a este principio todo será más comprensible y sencillo.
La ciencia actual busca continuamente arjés explicativos. La diversidad de los colores se explica gracias a una onda electromagnética. Todos los colores son en el fondo el efecto de una misma onda. Si la onda es de máxima frecuencia y de corta longitud tenemos el violeta y si es de mínima frecuencia y de larga longitud, el rojo. Dos cuerpos de igual forma y volumen tienen pesos diferentes. No se debe a una diferencia intrínseca, ambos objetos están constituidos por el mismo tipo de moléculas. En el cuerpo pesado estas moléculas están más juntas y con menos espacios vacíos entre sí que en el otro. Es el concepto físico de densidad.
Los presocráticos tienen el mérito indiscutible de hacerse por primera vez en la Historia una pregunta que aún ocupa a los físicos actuales. Aunque las respuestas nos parezcan a veces ingenuas esto no les resta en absoluto valor. En virtud de esta pregunta no sólo son los padres del pensamiento filosófico también lo son del científico.
2.LOS FILÓSOFOS MONISTAS.
Los primeros pensadores que especulan sobre el arjé de la naturaleza son oriundos de la costa jonia, por eso se les conoce con el nombre de físicos jonios. Tales, Anaximandro y Anaxágoras afirman que el arjé es un elemento natural y por tanto material. No postulan dos, tres o cuatro elementos básicos sino uno. Son por eso llamados también físicos monistas. En algún sentido para los jonios la Naturaleza es vida. Lo propio de lo que está vivo es su cambio y movimiento y lo propio de la naturaleza es igualmente su cambio y movimiento. El arjé irá encaminado tanto a explicar el cambio y la diversidad como la propia vida de la Naturaleza.
2.1.TALES.(640-550 a. de C.).
Tales, natural de Mileto, tiene el mérito de ser el primero en hacerse la pregunta sobre el arjé. Para Tales el arjé es el agua. Existen algunos aspectos no científicos que llevaron a Tales a esta conclusión. Siguiendo un mito mesopotámico conocido en uno de sus viajes Tales creía que la Tierra estaba apoyada en el agua, como flotando sobre ella. Ciertas observaciones abundaban en esta afirmación: el agua parecía ser un elemento presente en toda realidad viva. Ni plantas ni animales viven largo tiempo sin agua. La vida misma surge en ambientes húmedos como muestra la germinación de una semilla. Asimismo el agua se muestra versátil siendo un elemento que cambia de estado continuamente con relativa facilidad. El hielo se trasforma en agua líquida y ésta en vapor. La especulación que debió de hacer Tales al respecto sería de este talante: si el agua se trasforma en sólido, líquido y gas con relativa facilidad y todas las cosas que puedo contemplar son sólidas líquidas o gaseosas, entonces, ¿por qué no pensar que todas las cosas se originan en el agua y son en el fondo agua? La observación de que elementos sólidos como la tierra tienden a diluirse en un medio acuoso reforzaron esta conclusión.
En defensa de Tales diremos que efectivamente el agua es un elemento más común de lo que en principio pudiéramos imaginar. La ciencia biológica llega a afirmar que cerca del 75% del cuerpo humano es agua. Asimismo, especula con la posibilidad de que la vida surgiese en un medio húmedo, la llamada “sopa nutritiva” por los evolucionistas actuales.
2.2.ANAXIMANDRO. (610-545 a. de C.).
Si contemplamos diversas figuras modeladas y nos preguntamos cuál es el arjé que explica la diversidad de formas, podríamos concluir que el arjé, el elemento común a todas las figuras, es el barro originario. No obstante, el barro mismo no tendría ninguna forma. Su forma es indeterminada. Anaximandro considera que el arjé es el apeiron. Apeiron está emparentado con las palabras griegas peras que indica determinación o límite y peirao que significa experimentar. Apeiron es pues lo indeterminado, ilimitado e inexperimentable. No obstante sigue siendo un elemento material. Con Anaximandro comienza el pensamiento abstracto. Lo apeiron es evidentemente un arjé comprensible pero inimaginable.
Parece ser que la creencia religiosa de que la divinidad es de carácter ilimitado y no determinado influyó también en la conclusión de Anaximandro. De nuevo pues los elementos míticos aparecen junto a las especulaciones científicas.
2.3.ANAXÍMENES.(585-528 a. de C.).
Para Anaxímenes el arjé es el aire. Algunos aspectos no científicos llevan a Anaxímenes a esta conclusión. El aire al que se refiere Anaxímenes no es el viento, sino el pneuma o aliento vital: el aire necesario para la respiración y la vida; el aire que constituye el ánima, causa del movimiento de los seres; el aire-alma que se escapa con el último aliento de la vida.
No obstante, parece que también algunas observaciones de la naturaleza llevaron a Anaxímenes a concluir que el aire era el arjé. Probablemente Anaxímenes conocía el instrumento llamado ladrón de agua: un recipiente esférico, hueco y agujereado en su superficie al que le sale una especie de tubo estrecho. Cuando el recipiente se introduce en un pozo de agua sin tapar la salida del tubo, éste se llena de agua; pero si lo introducimos tapando la salida del tubo no entra agua en su interior. Anaxímenes explicó el segundo caso diciendo que el agua no podía entrar en el recipiente porque ya había algo dentro de él: el aire, invisible pero existente al fin. Por otro lado el aire mismo que somos capaces de expulsar, nuestro aliento, puede ser frío o cálido con relativa facilidad. Cuando queremos enfriar un caldo soplamos aire frío, pero si queremos calentarnos las manos en invierno variamos la presión y expulsamos aliento cálido. La facilidad que el aire tiene para cambiar de lo cálido a lo frío abunda en la afirmación de que el aire es el arjé.
Muchos historiadores consideran que con Anaxímenes se produce un retroceso en el proceso de abstracción que había iniciado Anaximandro. El arjé con Anaxímenes vuelve a ser un elemento natural como el fuego: el aire. No obstante, esta opinión es muy discutible. El aire aun siendo un elemento material es invisible y en cierto sentido tan indeterminado como el propio apeiron.
3.LOS FILÓSOFOS PLURALISTAS.
Empédocles y Demócrito se percatan de que explicar la realidad natural a partir de un solo elemento es muy problemático. ¿Cómo puede producir un mismo elemento elementos contrarios? .¿Cómo un mismo elemento puede producir agua y fuego, por ejemplo? Más bien parece que el agua anula el fuego. Se propone pues un nuevo ensayo filosófico. El arjé, afirman, no puede ser un solo elemento sino varios. Esta es la razón de que se les denomine filósofos pluralistas.
3.1.EMPÉDOCLES. (492-432 a. de C.).
Natural de Agrigento (Sicilia) propone que el arjé es múltiple, constituido por cuatro elementos naturales: tierra, agua, aire y fuego. Todo lo físico es una mezcla de estos elementos. El cambio de una realidad material a otra se explica por la variación continua en la mezcla. Existen además dos fuerzas que impulsan a estos movimientos de mezcla y separación: el amor, que lleva a la unión; y el odio, que lleva a la separación.
3.2.DEMÓCRITO. (460-370 a. de C.).
Demócrito considera que el arjé son los átomos. Los átomos son elementos materiales, infinitos en número e indivisibles. Se distinguen unos de otros por sus formas, tamaños y posiciones y su diversa combinación constituye las diversas cosas materiales.
Los átomos se mueven continuamente en el espacio vacío. El movimiento es eterno y al azar de forma natural, aunque factores externos pueden modificar sus movimientos originarios. En este movimiento constante los átomos chocan entre sí destruyendo objetos u originando otros en nuevas combinaciones atómicas.
Parece que fue la observación de las rugosidades presentes en las superficies resultantes del corte de algunos objetos (madera, manzanas, etc.) lo que llevó a Demócrito a tal especulación. Las cosas parecían tener en su más íntima constitución una naturaleza discontinua.
Demócrito propone el primer ideal mecanicista de la Naturaleza. Con tres conceptos: átomo, vacío y movimiento; y sin apelar a un principio activo de carácter divino o espiritual, explica toda la diversidad y cambio que muestra la Naturaleza. En el Renacimiento el ideal físico de Demócrito adquirirá de nuevo actualidad.
4.PITÁGORAS.
Para Pitágoras el arjé es el número.
El estudio matemático se realizó mediante unidades elementales o puntos que conformaban figuras geométricas. Cada figura denotaba un número que era la suma total de los puntos que la constituían. De la misma forma cada número podía denotar una figura. De esta forma quedaba brillantemente enlazado el estudio de la geometría y el de la aritmética. La aritmogeometría les permitió hacer una sabia clasificación de los números y determinar sus características peculiares. Existían números lineales, planos y sólidos. Entre los planos había cuadrados, triangulares y oblongos y entre los sólidos se hallaban, entre otros, los cúbicos. Según este método era posible también definir los pares, impares y primos.
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