jueves, 30 de septiembre de 2021

FILOSOFÍA-TEMA 1: INTRODUCCIÓN

 1.APROXIMACIÓN A LA FILOSOFÍA A PARTIR DE SU ETIMOLOGÍA

2.LA ACTITUD FILOSÓFICA

3. CIENCIA Y FILOSOFÍA

4.FILOSOFÍA COMO DISCIPLINA

1. APROXIMACIÓN A LA FILOSOFÍA A PARTIR DE SU ETIMOLOGÍA.

La palabra filosofía es un compuesto de dos palabras de origen griego filo (amigo de, amante de) y sofía (sabiduría). El filósofo en este planteamiento está en un término medio entre la ignorancia y la sabiduría. El filósofo no es ignorante. El ignorante no busca solucionar su ignorancia porque cree ser a menudo sabio o bien porque no es consciente de problema alguno. El filósofo no es tampoco sabio. El sabio ha llegado al conocimiento pleno y a la solución de todo problema. El sabio tampoco busca conocimiento ni soluciones puesto que ya los posee. El filósofo es consciente de su falta de sabiduría y de los problemas presentes en su vida que reclaman solución. Es por ello que el filósofo no es quien posee conocimiento sino quien lo busca por no tenerlo. La ignorancia en el sentido de falta de problemas filosóficos que reclaman solución es lo propio de la vida animal. La sabiduría en el sentido de poseer conocimiento y solución a todo problema es propio de la divinidad. Es la filosofía la actitud más genuinamente humana. En este sentido todos somos filósofos en mayor o menor grado. Y del filósofo se podría decir lo que Platón dice de Eros en El Banquete"Eros, el Amor, se encuentra en el término medio entre la sabiduría y la ignorancia. Pues he aquí lo que sucede: ninguno de los dioses filosofa ni desea hacerse sabio porque ya lo es, ni filosofa todo aquel que sea sabio. Pero, a su vez, los ignorantes ni filosofan ni desean hacerse sabios, pues en esto estriba el mal de la ignorancia: en no ser noble, ni bueno, ni sabio, ni tener la ilusión de serlo en grado suficiente".


2.LA ACTITUD FILOSÓFICA.

Hemos comprobado que definir el término filosofía de forma satisfactoria es una tarea difícil. No obstante, existe otro modo de acercarnos a lo que la filosofía es. Ante la imposibilidad de conocer o definir existe la posibilidad de reconocer.

Ante la propia vida existen dos actitudes que son posibles adoptar. Por un lado la actitud conformista, crédula y tranquilizadora o bien todo lo contrario, la actitud inconformista, inquieta y de sospecha. La primera la denominaremos actitud religiosa, aunque no hace falta ser religioso para adoptarla. A la segunda actitud filosófica propiamente dicha y no sólo los filósofos la adoptan. Con un mínimo de atención todos podemos reconocer dicha actitud cuando se da en nosotros mismos o en los demás.

Cuando nos instalamos en la actitud religiosa el mundo nos parece que es como debe ser, la realidad dada por la tradición, la opinión general o la autoridad es asumida como correcta. Los problemas cuando aparecen son seguidos mecánicamente por sus soluciones. Desde la actitud vital filosófica todo es sospechosos. Todo esconde un posible problema. La actitud filosófica es aquella que insiste en problematizar la realidad dada en todos sus niveles. El filósofo es quien busca los tres pies al gato, quien busca problemas donde aparentemente y sólo aparentemente no los hay. Quien no se conforma con las soluciones que vienen dadas por la opinión generalizada, la tradición o la autoridad e indaga por su propia cuenta. Es en definitiva la actitud crítica ante la realidad. El filósofo pone el énfasis en el problema porque es el primer paso para la solución. La actitud religiosa se instala en la solución y evita así el problema.


Imaginemos que el científico que puso en marcha el experimento de los monos y el plátano ha desactivado ya el mecanismo por el cual el agua fría cae sobre ellos. Después de todo ha pasado ya mucho tiempo y las cosas suelen cambiar insensiblemente, sin darnos cuenta. Así ocurre con las primeras razones que pusieron en marcha muchas de nuestras ancestrales tradiciones y costumbres. Muy probablemente entre los monos habrá alguno un poco más listillo, pero que sin embargo admita que no se deben coger los plátanos. Bueno, los muy listos también pueden equivocarse en algunas cosas, ¿no? Si consultamos a los monos, la mayoría podría estar de acuerdo en mantener la norma, pero la mayoría también se puede equivocar.


¿Por qué no debo coger el plátano? Porque el mono más listo del grupo así lo dictamina, porque la mayoría así lo piensa y porque los otros monos me pegarán. ¿Y por qué me pegarán? Porque siempre ha sido así. ¿Y tú, por qué me pegarás cuando intente coger el plátano? No sé, eso es lo que hacen todos, ¿no?


Si el mono sigue preguntando seguro que tendrá problemas. En fin, ya sabemos que la actitud crítica no siempre es la más cómoda.


3.CIENCIA Y FILOSOFÍA.

Todos estamos persuadidos de que la ciencia es algo diferente a la filosofía. Ciertamente la ciencia es un conocimiento que suele producir técnica y esta técnica suele mostrar una cierta utilidad aplicada a la vida diaria. La filosofía constituye un conocimiento que no suele reflejarse en una técnica. Galileo o Newton son científicos desde esta perspectiva y Platón o Kant son claramente filósofos. Hasta aquí es probable que todos estemos de acuerdo. Se suele, sin embargo, resaltar otras diferencias entre ciencia y filosofía que son más discutibles.

Partiendo de las diferencias reales que hay entre ciencia y filosofía solemos aumentarlas y radicalizarlas sin justificación. Es cierto que la ciencia y la filosofía son cosas distintas, pero no es cierto que sean cosas radicalmente distintas y hasta opuestas. No es cierto que la ciencia sea un conocimiento positivo que encierre en sí la garantía de su verdad y la filosofía sea un conocimiento negativo, más propenso a la divagación y el error. No es cierto que la ciencia se base siempre en la experiencia y la filosofía siempre en la imaginación. No es cierto que la motivación del científico sea radicalmente distinta a la del filósofo en cuanto que el primero busca siempre utilidad técnica y no el segundo. Tanto el científico como el filósofo muestran una actitud crítica que pretende conocimiento verdadero.

Las diferencias entre ciencia y filosofía son relativamente modernas. En la Antigüedad, filosofía era sinónimo de conocimiento que pretendía verdad en relación al alma, Dios e incluso la naturaleza (conocimiento de la fisis que hoy llamamos ciencia física). Asimismo Galileo o Newton, que nos parecen hoy científicos y no filósofos no tenían ellos tan clara esta asignación. Ambos se definirían a sí mismos como filósofos de la naturaleza y no como científicos.

Podemos considerar sin embargo que existen cuatro grandes diferencias entre Ciencia y Filosofía: La ciencia utiliza un método concreto de conocimiento: el método hipotético deductivo, y la filosofía no. La ciencia expresa su discurso en forma matemática, y la filosofía no. La ciencia posibilita la manipulación de la naturaleza, posibilita técnica, y la filosofía no. La ciencia parcela la realidad para intensificar en su estudio y la filosofía tiene un afán de totalidad, de explicación sistemática de la totalidad de la realidad.


4.LA FILOSOFÍA COMO DISCIPLINA

Una forma de acercarse a la filosofía es considerarla como una disciplina de la que surgen diversas ramas o saberes. Al igual que la física es susceptible de división en magnetismo, cinemática, etc., la filosofía constituiría un saber compuesto por otros menores. Kant resumió estos en cuatro preguntas fundamentales: ¿qué puedo conocer?, ¿qué debo hacer? y ¿qué me cabe esperar? Finalmente dijo que todas ellas se podían resumir en una: ¿qué es el hombre?

a)El problema del conocimiento-¿qué puedo conocer? El conocimiento humano nos remite a dos tipos de problemas: el problema de la realidad y el problema de cómo se accede a ella. Se trata de contestar a dos cuestiones: ¿qué existe? y ¿cómo lo conozco?

La disciplina filosófica que se ocupa de la primera pregunta se denomina ontología (etimológicamente tratado del ser). Muchos filósofos afirman que existe algo fuera de nosotros. Cuando dormimos o morimos el mundo no deja de ser. Decimos entonces que el mundo es real. Cuando consideramos que existe algo independiente de nuestras representaciones somos realistas.

Otros filósofos consideran que la existencia de algo externo e independiente del sujeto que conoce es, cuanto menos, indemostrable. Siempre que veo la mesa, la veo conmigo. ¿Cómo puedo saber que está ahí, tal como yo la veo, cuando no estoy yo? También quien juega en un programa de realidad virtual cree que las cosas que ve y toca son reales, pero está equivocado por su exceso de ingenuidad, derivan de su propio pensamiento. Tras la mesa que ve el jugador virtual no hay una mesa real. Lo único evidente es la existencia del yo y sus representaciones o ideas. A esta postura ontológica se la denomina idealismo.

Las disciplinas filosóficas que se ocupan de la segunda pregunta son varias: gnoseología, epistemología, metodología y teoría del conocimiento. Existen dos grandes soluciones que los filósofos han dado a lo largo de la historia al problema de los modos o caminos para acceder al conocimiento: racionalismo y empirismo.

El racionalista considera que la razón es el instrumento fundamental, y en un caso extremo único, para conocer la realidad. La razón-mente posee cierto conocimiento innato que sirven de base y fundamento a las especulaciones posteriores. Un racionalista puro opina que podría conocer el mundo, si su razón funciona bien, sin necesidad de salir a la calle.

El empirista afirma que la mente es un mero papel blanco, como un negativo fotográfico que necesita ser impresionado por la experiencia. Sin experiencia no hay conocimiento. El mundo externo escribe en nuestra mente una replica fiel de sí mismo a través de los sentidos.

Como un procedimiento racional de búsqueda del conocimiento aparece la lógica. Una disciplina formal que intenta indagar en las leyes de todo razonamiento correcto.

b)El problema de la acción-¿qué debo hacer? Nuestra conducta influye inevitablemente en los otros y en nosotros mismos. ¿Qué tipo de acciones son correctas, deseables, buenas y cuales malas?, ¿qué es lo bueno?, ¿cómo lo podemos conseguir? La disciplina filosófica que se ocupa de contestar a estas preguntas es la ética. A menudo la ética nos aclara qué es lo bueno, lo que nos hace felices o perfectos y nos da fórmulas o normas para conseguirlo. Dado que el hombre no es un individuo aislado sino que vive siempre con otros conformando sociedad, las preguntas anteriores tienen una continuidad en la teoría política. ¿Qué forma de Estado o de Gobierno es el más adecuado para que los individuos sean más buenos y perfectos? ¿Qué forma de Estado o de Gobieno es la más justa?

c)El problema religioso-¿qué me cabe esperar? El problema religioso nos lleva inevitablemente a Dios y el sentido de la vida.

La teodicea intenta demostrar la existencia de Dios sin indagar en las características del ser divino, aunque la teodicea, originariamente, trataría de resolver el problema teológico que intenta reconciliar a Dios con el mal o la injusticia evidente del mundo (etimológicamente teodicea es teo-dios y dike-justicia).

La teología parte de la existencia de Dios asumida por fe o por razonamiento e intenta indagar en las características del ser divino: ¿cómo es Dios? El teólogo que indaga sobre la bondad divina está haciendo teología, pero también teodicea en el sentido originario del término.


d)El problema del hombre-¿qué es el hombre? La disciplina que tradicionalmente se ha ocupado del estudio del hombre es la psicología. En la Antigüedad la especulación psicológica se desarrollaba en torno al alma, que era considerado el factor diferencial de la realidad humana. En la actualidad ciertos psicólogos estudian al hombre a través de su conducta o su complejidad nerviosa. Estudiar la mente, la conducta o el cerebro son tres formas de acercamiento a la realidad humana. La psicología se puede entender pues como una forma de antropología.

El antropólogo propiamente dicho suele estudiar al hombre a través de la historia, restos fósiles de nuestros antepasados y ciertas culturas primitivas. Las tres vías le sirven para dilucidar los orígenes y peculiaridades de la especie humana.

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