jueves, 13 de enero de 2022

TEMA 3: CONOCIMIENTO Y REALIDAD EN PLATÓN

  1.EL PROBLEMA DE LA REALIDAD 

 Como ya sabemos la gran pregunta metafísica que todos los grandes filósofos se hacen es acerca de la realidad: ¿qué existe?, ¿qué hay? Platón tampoco obvia esta crucial pregunta y ,como los filósofos presocráticos, dará su repuesta al problema planteado: Para Platón existe el mundo de las Ideas. El mundo de las Ideas existe, no sólo en nuestra cabeza, existe con independencia de que lo pensemos efectivamente. Por eso la doctrina de Platón es conocida como realismo de las Ideas. Las Ideas, pues, tienen una existencia de primer orden. Son la realidad misma, invisible a los ojos pero inteligible para la razón. En el mundo de las Ideas existen los modelos estáticos, petrificados, de las cosas sensibles. Si en el mundo aparente hay multitud de árboles imperfectos que nacen, cambian y mueren, en el mundo de las Ideas está el árbol en sí: eterno, perfecto y estático; el modelo ideal en virtud del cual los árboles sensibles son copias o sombras. Otra característica del mundo de las Ideas es que está jerarquizado. Las Ideas están ordenadas en niveles. El nivel más ínfimo es el de las ideas de cosas sensibles, luego, en otra jerarquía superior, estarían las ideas matemáticas. La jerarquía más elevada es la de las Ideas éticas y estéticas. Por último estaría la Idea de Bien: la Idea reina. Las Ideas están también entremezcladas. No hay ninguna Idea que no conste o tenga a su vez algo de otras Ideas. No hay pues una Idea pura, sin mezclar, excepto la Idea de Bien. Todas las Ideas tienen algo o participan de la Idea de Bien, pero la Idea de Bien no tiene nada de otras Ideas. Hasta ahora hemos profundizado en el mundo de las Ideas y sabemos que hay multitud de ellas, que son la verdadera realidad, estáticas, eternas, inmutables; pero ¿qué sabemos del mundo de los sentidos? Sabemos que es un mundo irreal, engañoso, donde sólo vemos cambio y multitud. ¿Cuál es el origen de este mundo? Platón lo explica en el mito del origen del mundo sensible en su dialogo Timeo y La República. El mundo ha sido construido por un artífice o demiurgo sobre materia eterna que modeló a imitación de las Ideas que él mismo contemplaba. Lo que le impulsó a formar el mundo fue su bondad: el fin del mundo es el bien. En este mito se adivinan cuatro causas del mundo sensible: una causa material (la materia eterna); una causa ordenadora o eficiente (el Demiurgo); una causa final (la Idea de Bien) y una causa ejemplar o modélica (las Ideas). El Bien es causa, además, de todas las Ideas.  

2.TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

 LA REMINISCENCIA 
 Primero habrá que plantearse por qué es posible conocer, pues el mundo de las Ideas parece, en principio, inaccesible para el hombre. Esta pregunta es contestada en el mito del origen del hombre y de las ciencias. Para Platón el hombre está compuesto de cuerpo y alma (dualismo antropológico). El cuerpo pertenece al mundo sensible. Por tanto su situación natural es el mundo sensible. El alma pertenece al mundo de las Ideas. Su situación natural es el mundo inteligible. El cuerpo es, como las cosas sensibles, cambiante y contingente; nace y muere. El alma es como las Ideas, de carácter espiritual, inmutable y eterna. Por tanto el alma es inmortal. Existía antes de unirse al cuerpo y existirá después de la muerte de éste. Por una suerte de pecado el alma es arrojada, como castigo, al mundo sensible donde se encarna en un cuerpo (de la unión accidental del alma y el cuerpo). El alma experimenta el cuerpo como si fuese una cárcel de la que desea salir para regresar al mundo de las Ideas. Esta es la causa de su vocación por el conocimiento de las Ideas (filosofía como purificación del alma). El alma, al ser eterna y tener sus raíces naturales en el mundo de las Ideas, tiene conocimiento de dichas Ideas (las Ideas son innatas en el hombre). Pero cuando el alma se une al cuerpo, este conocimiento se olvida, aunque no se pierde. Por ser algo olvidado, pero no perdido, es posible recordarlo mediante un adecuado método de educación y aprendizaje. Por lo tanto, a la pregunta primera de por qué era posible el conocimiento la respuesta es porque, en el fondo, ya poseemos el conocimiento y lo único que hacemos, cuando conocemos, es recordar lo olvidado. Se suele denominar esta explicación platónica del conocimiento como recuerdo como teoría de la reminiscencia o anámnesis.




 


PREGUNTAS SOBRE EL TEMA 3: CONOCIMIENTO Y REALIDAD EN PLATÓN


1/¿Qué quiere decir que las Ideas en Platón son reales?

2/ ¿Qué quiere decir que las Ideas están jerarquizadas? Explicalo

3/ ¿Qué quiere decir Platón cuando afirma que las Ideas están entremezcladas?

4/ Las Ideas para Platón son reales, están jerarquizadas y están entremezcladas, ¿pero qué otras características tienen las Ideas platónicas? Enuméralas.

5/ Platón explica el origen del mundo sensible apelando a un mito: explica brevemente el mito del origen del mundo de Platón.

6/ ¿A qué se refiere Platón con la teoría de la reminiscencia?

7/En el mito de la Caverna de Platón:

a) ¿qué simboliza la caverna?

b) ¿qué simbolizan las cosas fuera de la caverna?


martes, 2 de noviembre de 2021

FILOSOFÍA: TEMA 2: ORIGEN DE LA FILOSOFÍA Y DE LA CIENCIA

 


1.INTRODUCCIÓN.

1.1.LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA E HISTÓRICA.

La filosofía y la ciencia nace con los llamados filósofos presocráticos (anteriores a Sócrates que marca un punto de inflexión en la Historia de la Filosofía). El nacimiento de esta peculiar forma de pensar se produce entre los siglos VI y IV a. de C. en tierras griegas (no sólo la Grecia actual, también la costa italiana al oeste de Grecia y la costa jonia al este de Grecia así como las diversas islas del mar Egeo).


1.2.FACTORES EXPLICATIVOS DEL ORIGEN DE LA FILOSOFÍA.

¿Por qué en ese momento y en ese lugar? Los primeros filósofos son mercaderes marítimos en su mayoría, y su actividad comercial les proporcionaba desahogo económico y posibilidad de viajar y conocer otras culturas. Tenían pues ocio, es decir, la posibilidad de acercarse a las cosas en un sentido teórico y especulativo y no sólo en un sentido práctico y utilitario. Es evidente que quien tiene hambre o frío no se pregunta qué es el pan o qué es un abrigo sino que lo busca imperiosamente para poder sobrevivir. Sólo cuando se tienen cubiertas las necesidades básicas surge la “admiración” por las cosas y la especulación teórica acerca de su realidad. En algún sentido la Filosofía es un lujo cultural e individual.

El conocimiento de diversas costumbres y mitos diferentes abundan en la actitud filosófica de los presocráticos. Si en cada pueblo existen mitos explicativos distintos con dioses diferentes y a veces con características opuestas, ¿por qué los mitos explicativos de mi cultura tienen que ser los verdaderos y no los de otras culturas? Surge entonces la duda y la sospecha de que la tradición no da garantías de verdad y la necesidad de indagar por caminos más racionales.

Además, las polis griegas son centros relativamente pequeños de poder donde no había férreas estructuras ideológicas que limitasen el libre pensamiento. En los grandes imperios con una gran tradición a sus espaldas es más difícil la aparición de ideas nuevas y originales en relación con el mundo.

1.3. EL TRÁNSITO DEL MITO AL LOGOS.

El Mito y el Logos son dos posibles explicaciones de la realidad natural. Muchos historiadores consideran que la forma mítica de explicación es inferior y propia de un pensamiento primitivo y la forma del Logos (científica: especulativa o empírica) es superior y propia de culturas evolucionadas. El Mito simbolizaría la infancia de la humanidad y el Logos la madurez de ésta. Algunos antropólogos estudiosos de culturas míticas actuales critican esta visión etnocéntrica y consideran que ambas explicaciones son diferentes, pero de igual valor. Los filósofos presocráticos tienen elementos míticos y científicos en sus explicaciones y por tanto no son propiamente ni míticos ni científicos en un sentido puro. Decimos por ello que están en el transito de una explicación mítica a otra científica.

La explicación mítica posee tres características básicas. La causa de un fenómeno natural se localiza fuera de la propia naturaleza (en el ámbito de lo sobrenatural) y muy a menudo participan dioses o fuerzas naturales divinizadas. Surge pues una duplicación del mundo. La tormenta, por ejemplo, es producida por el enfado del dios X (evidentemente el dios X está en otro nivel de realidad distinto al natural). La firmeza de la Tierra, afirma un mito hindú, se debe a que es soportada por cuatro elefantes. Desde un punto de vista científico la explicación mítica lejos de resolver el problema lo complica aún más. ¿Qué ha producido el enfado del dios X? ¿Qué soporta a los cuatro elefantes? La respuesta a estas preguntas puede ser infinita evidentemente.

Desde un punto de vista mítico los acontecimientos naturales (lluvias, sequías, etc.) ofrecen una cierta regularidad, pero esta regularidad puede cambiar. Las cosas caen normalmente al suelo, pero podrían no caer. Esto se debe a que en última instancia los fenómenos dependen de la voluntad divina y a veces de su capricho. Cuando los acontecimientos naturales dejan de ser regulares y nos perjudican (periodo de sequía en época lluviosa por ejemplo) es necesario que el dios responsable olvide este capricho o enfado y para ello se le ofrece una cosa, animal o persona como sacrificio. La explicación mítica implica así superstición.

¿Por qué se mantiene este tipo de explicaciones en las culturas donde se da? La justificación del mito se basa en la tradición y la autoridad. La explicación es válida porque siempre ha existido esa explicación de las cosas: «Mi abuelo ya la admitía y aun el abuelo de mi abuelo». La explicación es válida porque la defiende alguien respetado que posee conocimientos y poderes superiores (el chamán o brujo de la tribu).

La explicación científica propia del Logos no recurre a un mundo sobrenatural para explicar los fenómenos. La causa de la tormenta está en ella misma (nubes con carga eléctrica diferente, por ejemplo). Los acontecimientos naturales no sólo son regulares sino que no pueden dejar de serlo. Es necesario que una piedra caiga a la tierra puesto que existe una Ley natural que la obliga. Los acontecimientos no dependen de la voluntad o capricho de los dioses sino de la Ley natural que los rige. Conociendo la Ley se pueden controlar y predecir acontecimientos. Nos alejamos así del sacrificio y la superstición.

¿Por qué se mantiene la explicación científica en las culturas donde se da? Existe el concepto de prueba argumentativa o empírica. Razono o experimento que es así y no de otra manera; independientemente de la autoridad de quien expone la teoría o del tiempo que ésta ha estado vigente. Una prueba en contra echa abajo la teoría.


A PREGUNTA SOBRE EL ARJÉ.

Todos los filósofos presocráticos se preguntan por el arjé de la naturaleza. Es en este sentido en el que sus discursos son más científicos y menos míticos. ¿Qué es el arjé? La palabra no nos resulta familiar, pero el concepto que designa es totalmente actual y presente en toda especulación científica. La Naturaleza es diversa, dinámica (existen continuos movimientos de traslación de las cosas) y sobre todo cambiante: todo en la Naturaleza es proceso. De la semilla surge el árbol, del árbol las primeras hojas verdes, las hojas pasan a ser amarillas, etc.). Precisamente esta es la característica más sobresaliente que veían los griegos en la realidad natural: el cambio. De hecho fisis, que es una palabra griega que se traduce al latín por natura y que nosotros expresamos con el vocablo naturaleza, está emparentada con la raíz fío que indica precisamente generación a partir de sí, cambio y proceso. Así pues es evidente que el problema de la realidad natural estará unido inevitablemente al del movimiento y el cambio que ésta muestra. Ahora bien, la Naturaleza, diversa, móvil y cambiante, se muestra como una realidad muy compleja y difícil de entender. ¿No existirá un principio elemental y permanente que me pueda explicar la diversidad y cambio presente en la Naturaleza? Si llegamos a este principio todo será más comprensible y sencillo.

La ciencia actual busca continuamente arjés explicativos. La diversidad de los colores se explica gracias a una onda electromagnética. Todos los colores son en el fondo el efecto de una misma onda. Si la onda es de máxima frecuencia y de corta longitud tenemos el violeta y si es de mínima frecuencia y de larga longitud, el rojo. Dos cuerpos de igual forma y volumen tienen pesos diferentes. No se debe a una diferencia intrínseca, ambos objetos están constituidos por el mismo tipo de moléculas. En el cuerpo pesado estas moléculas están más juntas y con menos espacios vacíos entre sí que en el otro. Es el concepto físico de densidad.

Los presocráticos tienen el mérito indiscutible de hacerse por primera vez en la Historia una pregunta que aún ocupa a los físicos actuales. Aunque las respuestas nos parezcan a veces ingenuas esto no les resta en absoluto valor. En virtud de esta pregunta no sólo son los padres del pensamiento filosófico también lo son del científico.


2.LOS FILÓSOFOS MONISTAS.

Los primeros pensadores que especulan sobre el arjé de la naturaleza son oriundos de la costa jonia, por eso se les conoce con el nombre de físicos jonios. Tales, Anaximandro y Anaxágoras afirman que el arjé es un elemento natural y por tanto material. No postulan dos, tres o cuatro elementos básicos sino uno. Son por eso llamados también físicos monistas. En algún sentido para los jonios la Naturaleza es vida. Lo propio de lo que está vivo es su cambio y movimiento y lo propio de la naturaleza es igualmente su cambio y movimiento. El arjé irá encaminado tanto a explicar el cambio y la diversidad como la propia vida de la Naturaleza.

2.1.TALES.(640-550 a. de C.).

Tales, natural de Mileto, tiene el mérito de ser el primero en hacerse la pregunta sobre el arjé. Para Tales el arjé es el agua. Existen algunos aspectos no científicos que llevaron a Tales a esta conclusión. Siguiendo un mito mesopotámico conocido en uno de sus viajes Tales creía que la Tierra estaba apoyada en el agua, como flotando sobre ella. Ciertas observaciones abundaban en esta afirmación: el agua parecía ser un elemento presente en toda realidad viva. Ni plantas ni animales viven largo tiempo sin agua. La vida misma surge en ambientes húmedos como muestra la germinación de una semilla. Asimismo el agua se muestra versátil siendo un elemento que cambia de estado continuamente con relativa facilidad. El hielo se trasforma en agua líquida y ésta en vapor. La especulación que debió de hacer Tales al respecto sería de este talante: si el agua se trasforma en sólido, líquido y gas con relativa facilidad y todas las cosas que puedo contemplar son sólidas líquidas o gaseosas, entonces, ¿por qué no pensar que todas las cosas se originan en el agua y son en el fondo agua? La observación de que elementos sólidos como la tierra tienden a diluirse en un medio acuoso reforzaron esta conclusión.

En defensa de Tales diremos que efectivamente el agua es un elemento más común de lo que en principio pudiéramos imaginar. La ciencia biológica llega a afirmar que cerca del 75% del cuerpo humano es agua. Asimismo, especula con la posibilidad de que la vida surgiese en un medio húmedo, la llamada “sopa nutritiva” por los evolucionistas actuales.

2.2.ANAXIMANDRO. (610-545 a. de C.).

Si contemplamos diversas figuras modeladas y nos preguntamos cuál es el arjé que explica la diversidad de formas, podríamos concluir que el arjé, el elemento común a todas las figuras, es el barro originario. No obstante, el barro mismo no tendría ninguna forma. Su forma es indeterminada. Anaximandro considera que el arjé es el apeironApeiron está emparentado con las palabras griegas peras que indica determinación o límite y peirao que significa experimentar. Apeiron es pues lo indeterminado, ilimitado e inexperimentable. No obstante sigue siendo un elemento material. Con Anaximandro comienza el pensamiento abstracto. Lo apeiron es evidentemente un arjé comprensible pero inimaginable.

Parece ser que la creencia religiosa de que la divinidad es de carácter ilimitado y no determinado influyó también en la conclusión de Anaximandro. De nuevo pues los elementos míticos aparecen junto a las especulaciones científicas.


2.3.ANAXÍMENES.(585-528 a. de C.).

Para Anaxímenes el arjé es el aire. Algunos aspectos no científicos llevan a Anaxímenes a esta conclusión. El aire al que se refiere Anaxímenes no es el viento, sino el pneuma o aliento vital: el aire necesario para la respiración y la vida; el aire que constituye el ánima, causa del movimiento de los seres; el aire-alma que se escapa con el último aliento de la vida.

No obstante, parece que también algunas observaciones de la naturaleza llevaron a Anaxímenes a concluir que el aire era el arjé. Probablemente Anaxímenes conocía el instrumento llamado ladrón de agua: un recipiente esférico, hueco y agujereado en su superficie al que le sale una especie de tubo estrecho. Cuando el recipiente se introduce en un pozo de agua sin tapar la salida del tubo, éste se llena de agua; pero si lo introducimos tapando la salida del tubo no entra agua en su interior. Anaxímenes explicó el segundo caso diciendo que el agua no podía entrar en el recipiente porque ya había algo dentro de él: el aire, invisible pero existente al fin. Por otro lado el aire mismo que somos capaces de expulsar, nuestro aliento, puede ser frío o cálido con relativa facilidad. Cuando queremos enfriar un caldo soplamos aire frío, pero si queremos calentarnos las manos en invierno variamos la presión y expulsamos aliento cálido. La facilidad que el aire tiene para cambiar de lo cálido a lo frío abunda en la afirmación de que el aire es el arjé.

Muchos historiadores consideran que con Anaxímenes se produce un retroceso en el proceso de abstracción que había iniciado Anaximandro. El arjé con Anaxímenes vuelve a ser un elemento natural como el fuego: el aire. No obstante, esta opinión es muy discutible. El aire aun siendo un elemento material es invisible y en cierto sentido tan indeterminado como el propio apeiron.

3.LOS FILÓSOFOS PLURALISTAS.

Empédocles y Demócrito se percatan de que explicar la realidad natural a partir de un solo elemento es muy problemático. ¿Cómo puede producir un mismo elemento elementos contrarios? .¿Cómo un mismo elemento puede producir agua y fuego, por ejemplo? Más bien parece que el agua anula el fuego. Se propone pues un nuevo ensayo filosófico. El arjé, afirman, no puede ser un solo elemento sino varios. Esta es la razón de que se les denomine filósofos pluralistas.

3.1.EMPÉDOCLES. (492-432 a. de C.).

Natural de Agrigento (Sicilia) propone que el arjé es múltiple, constituido por cuatro elementos naturales: tierra, agua, aire y fuego. Todo lo físico es una mezcla de estos elementos. El cambio de una realidad material a otra se explica por la variación continua en la mezcla. Existen además dos fuerzas que impulsan a estos movimientos de mezcla y separación: el amor, que lleva a la unión; y el odio, que lleva a la separación.


3.2.DEMÓCRITO. (460-370 a. de C.).

Demócrito considera que el arjé son los átomos. Los átomos son elementos materiales, infinitos en número e indivisibles. Se distinguen unos de otros por sus formas, tamaños y posiciones y su diversa combinación constituye las diversas cosas materiales.

Los átomos se mueven continuamente en el espacio vacío. El movimiento es eterno y al azar de forma natural, aunque factores externos pueden modificar sus movimientos originarios. En este movimiento constante los átomos chocan entre sí destruyendo objetos u originando otros en nuevas combinaciones atómicas.

Parece que fue la observación de las rugosidades presentes en las superficies resultantes del corte de algunos objetos (madera, manzanas, etc.) lo que llevó a Demócrito a tal especulación. Las cosas parecían tener en su más íntima constitución una naturaleza discontinua.

Demócrito propone el primer ideal mecanicista de la Naturaleza. Con tres conceptos: átomo, vacío y movimiento; y sin apelar a un principio activo de carácter divino o espiritual, explica toda la diversidad y cambio que muestra la Naturaleza. En el Renacimiento el ideal físico de Demócrito adquirirá de nuevo actualidad.

4.PITÁGORAS.

Para Pitágoras el arjé es el número.

El estudio matemático se realizó mediante unidades elementales o puntos que conformaban figuras geométricas. Cada figura denotaba un número que era la suma total de los puntos que la constituían. De la misma forma cada número podía denotar una figura. De esta forma quedaba brillantemente enlazado el estudio de la geometría y el de la aritmética. La aritmogeometría les permitió hacer una sabia clasificación de los números y determinar sus características peculiares. Existían números lineales, planos y sólidos. Entre los planos había cuadrados, triangulares y oblongos y entre los sólidos se hallaban, entre otros, los cúbicos. Según este método era posible también definir los pares, impares y primos.



jueves, 30 de septiembre de 2021

FILOSOFÍA-TEMA 1: INTRODUCCIÓN

 1.APROXIMACIÓN A LA FILOSOFÍA A PARTIR DE SU ETIMOLOGÍA

2.LA ACTITUD FILOSÓFICA

3. CIENCIA Y FILOSOFÍA

4.FILOSOFÍA COMO DISCIPLINA

1. APROXIMACIÓN A LA FILOSOFÍA A PARTIR DE SU ETIMOLOGÍA.

La palabra filosofía es un compuesto de dos palabras de origen griego filo (amigo de, amante de) y sofía (sabiduría). El filósofo en este planteamiento está en un término medio entre la ignorancia y la sabiduría. El filósofo no es ignorante. El ignorante no busca solucionar su ignorancia porque cree ser a menudo sabio o bien porque no es consciente de problema alguno. El filósofo no es tampoco sabio. El sabio ha llegado al conocimiento pleno y a la solución de todo problema. El sabio tampoco busca conocimiento ni soluciones puesto que ya los posee. El filósofo es consciente de su falta de sabiduría y de los problemas presentes en su vida que reclaman solución. Es por ello que el filósofo no es quien posee conocimiento sino quien lo busca por no tenerlo. La ignorancia en el sentido de falta de problemas filosóficos que reclaman solución es lo propio de la vida animal. La sabiduría en el sentido de poseer conocimiento y solución a todo problema es propio de la divinidad. Es la filosofía la actitud más genuinamente humana. En este sentido todos somos filósofos en mayor o menor grado. Y del filósofo se podría decir lo que Platón dice de Eros en El Banquete"Eros, el Amor, se encuentra en el término medio entre la sabiduría y la ignorancia. Pues he aquí lo que sucede: ninguno de los dioses filosofa ni desea hacerse sabio porque ya lo es, ni filosofa todo aquel que sea sabio. Pero, a su vez, los ignorantes ni filosofan ni desean hacerse sabios, pues en esto estriba el mal de la ignorancia: en no ser noble, ni bueno, ni sabio, ni tener la ilusión de serlo en grado suficiente".


2.LA ACTITUD FILOSÓFICA.

Hemos comprobado que definir el término filosofía de forma satisfactoria es una tarea difícil. No obstante, existe otro modo de acercarnos a lo que la filosofía es. Ante la imposibilidad de conocer o definir existe la posibilidad de reconocer.

Ante la propia vida existen dos actitudes que son posibles adoptar. Por un lado la actitud conformista, crédula y tranquilizadora o bien todo lo contrario, la actitud inconformista, inquieta y de sospecha. La primera la denominaremos actitud religiosa, aunque no hace falta ser religioso para adoptarla. A la segunda actitud filosófica propiamente dicha y no sólo los filósofos la adoptan. Con un mínimo de atención todos podemos reconocer dicha actitud cuando se da en nosotros mismos o en los demás.

Cuando nos instalamos en la actitud religiosa el mundo nos parece que es como debe ser, la realidad dada por la tradición, la opinión general o la autoridad es asumida como correcta. Los problemas cuando aparecen son seguidos mecánicamente por sus soluciones. Desde la actitud vital filosófica todo es sospechosos. Todo esconde un posible problema. La actitud filosófica es aquella que insiste en problematizar la realidad dada en todos sus niveles. El filósofo es quien busca los tres pies al gato, quien busca problemas donde aparentemente y sólo aparentemente no los hay. Quien no se conforma con las soluciones que vienen dadas por la opinión generalizada, la tradición o la autoridad e indaga por su propia cuenta. Es en definitiva la actitud crítica ante la realidad. El filósofo pone el énfasis en el problema porque es el primer paso para la solución. La actitud religiosa se instala en la solución y evita así el problema.


Imaginemos que el científico que puso en marcha el experimento de los monos y el plátano ha desactivado ya el mecanismo por el cual el agua fría cae sobre ellos. Después de todo ha pasado ya mucho tiempo y las cosas suelen cambiar insensiblemente, sin darnos cuenta. Así ocurre con las primeras razones que pusieron en marcha muchas de nuestras ancestrales tradiciones y costumbres. Muy probablemente entre los monos habrá alguno un poco más listillo, pero que sin embargo admita que no se deben coger los plátanos. Bueno, los muy listos también pueden equivocarse en algunas cosas, ¿no? Si consultamos a los monos, la mayoría podría estar de acuerdo en mantener la norma, pero la mayoría también se puede equivocar.


¿Por qué no debo coger el plátano? Porque el mono más listo del grupo así lo dictamina, porque la mayoría así lo piensa y porque los otros monos me pegarán. ¿Y por qué me pegarán? Porque siempre ha sido así. ¿Y tú, por qué me pegarás cuando intente coger el plátano? No sé, eso es lo que hacen todos, ¿no?


Si el mono sigue preguntando seguro que tendrá problemas. En fin, ya sabemos que la actitud crítica no siempre es la más cómoda.


3.CIENCIA Y FILOSOFÍA.

Todos estamos persuadidos de que la ciencia es algo diferente a la filosofía. Ciertamente la ciencia es un conocimiento que suele producir técnica y esta técnica suele mostrar una cierta utilidad aplicada a la vida diaria. La filosofía constituye un conocimiento que no suele reflejarse en una técnica. Galileo o Newton son científicos desde esta perspectiva y Platón o Kant son claramente filósofos. Hasta aquí es probable que todos estemos de acuerdo. Se suele, sin embargo, resaltar otras diferencias entre ciencia y filosofía que son más discutibles.

Partiendo de las diferencias reales que hay entre ciencia y filosofía solemos aumentarlas y radicalizarlas sin justificación. Es cierto que la ciencia y la filosofía son cosas distintas, pero no es cierto que sean cosas radicalmente distintas y hasta opuestas. No es cierto que la ciencia sea un conocimiento positivo que encierre en sí la garantía de su verdad y la filosofía sea un conocimiento negativo, más propenso a la divagación y el error. No es cierto que la ciencia se base siempre en la experiencia y la filosofía siempre en la imaginación. No es cierto que la motivación del científico sea radicalmente distinta a la del filósofo en cuanto que el primero busca siempre utilidad técnica y no el segundo. Tanto el científico como el filósofo muestran una actitud crítica que pretende conocimiento verdadero.

Las diferencias entre ciencia y filosofía son relativamente modernas. En la Antigüedad, filosofía era sinónimo de conocimiento que pretendía verdad en relación al alma, Dios e incluso la naturaleza (conocimiento de la fisis que hoy llamamos ciencia física). Asimismo Galileo o Newton, que nos parecen hoy científicos y no filósofos no tenían ellos tan clara esta asignación. Ambos se definirían a sí mismos como filósofos de la naturaleza y no como científicos.

Podemos considerar sin embargo que existen cuatro grandes diferencias entre Ciencia y Filosofía: La ciencia utiliza un método concreto de conocimiento: el método hipotético deductivo, y la filosofía no. La ciencia expresa su discurso en forma matemática, y la filosofía no. La ciencia posibilita la manipulación de la naturaleza, posibilita técnica, y la filosofía no. La ciencia parcela la realidad para intensificar en su estudio y la filosofía tiene un afán de totalidad, de explicación sistemática de la totalidad de la realidad.


4.LA FILOSOFÍA COMO DISCIPLINA

Una forma de acercarse a la filosofía es considerarla como una disciplina de la que surgen diversas ramas o saberes. Al igual que la física es susceptible de división en magnetismo, cinemática, etc., la filosofía constituiría un saber compuesto por otros menores. Kant resumió estos en cuatro preguntas fundamentales: ¿qué puedo conocer?, ¿qué debo hacer? y ¿qué me cabe esperar? Finalmente dijo que todas ellas se podían resumir en una: ¿qué es el hombre?

a)El problema del conocimiento-¿qué puedo conocer? El conocimiento humano nos remite a dos tipos de problemas: el problema de la realidad y el problema de cómo se accede a ella. Se trata de contestar a dos cuestiones: ¿qué existe? y ¿cómo lo conozco?

La disciplina filosófica que se ocupa de la primera pregunta se denomina ontología (etimológicamente tratado del ser). Muchos filósofos afirman que existe algo fuera de nosotros. Cuando dormimos o morimos el mundo no deja de ser. Decimos entonces que el mundo es real. Cuando consideramos que existe algo independiente de nuestras representaciones somos realistas.

Otros filósofos consideran que la existencia de algo externo e independiente del sujeto que conoce es, cuanto menos, indemostrable. Siempre que veo la mesa, la veo conmigo. ¿Cómo puedo saber que está ahí, tal como yo la veo, cuando no estoy yo? También quien juega en un programa de realidad virtual cree que las cosas que ve y toca son reales, pero está equivocado por su exceso de ingenuidad, derivan de su propio pensamiento. Tras la mesa que ve el jugador virtual no hay una mesa real. Lo único evidente es la existencia del yo y sus representaciones o ideas. A esta postura ontológica se la denomina idealismo.

Las disciplinas filosóficas que se ocupan de la segunda pregunta son varias: gnoseología, epistemología, metodología y teoría del conocimiento. Existen dos grandes soluciones que los filósofos han dado a lo largo de la historia al problema de los modos o caminos para acceder al conocimiento: racionalismo y empirismo.

El racionalista considera que la razón es el instrumento fundamental, y en un caso extremo único, para conocer la realidad. La razón-mente posee cierto conocimiento innato que sirven de base y fundamento a las especulaciones posteriores. Un racionalista puro opina que podría conocer el mundo, si su razón funciona bien, sin necesidad de salir a la calle.

El empirista afirma que la mente es un mero papel blanco, como un negativo fotográfico que necesita ser impresionado por la experiencia. Sin experiencia no hay conocimiento. El mundo externo escribe en nuestra mente una replica fiel de sí mismo a través de los sentidos.

Como un procedimiento racional de búsqueda del conocimiento aparece la lógica. Una disciplina formal que intenta indagar en las leyes de todo razonamiento correcto.

b)El problema de la acción-¿qué debo hacer? Nuestra conducta influye inevitablemente en los otros y en nosotros mismos. ¿Qué tipo de acciones son correctas, deseables, buenas y cuales malas?, ¿qué es lo bueno?, ¿cómo lo podemos conseguir? La disciplina filosófica que se ocupa de contestar a estas preguntas es la ética. A menudo la ética nos aclara qué es lo bueno, lo que nos hace felices o perfectos y nos da fórmulas o normas para conseguirlo. Dado que el hombre no es un individuo aislado sino que vive siempre con otros conformando sociedad, las preguntas anteriores tienen una continuidad en la teoría política. ¿Qué forma de Estado o de Gobierno es el más adecuado para que los individuos sean más buenos y perfectos? ¿Qué forma de Estado o de Gobieno es la más justa?

c)El problema religioso-¿qué me cabe esperar? El problema religioso nos lleva inevitablemente a Dios y el sentido de la vida.

La teodicea intenta demostrar la existencia de Dios sin indagar en las características del ser divino, aunque la teodicea, originariamente, trataría de resolver el problema teológico que intenta reconciliar a Dios con el mal o la injusticia evidente del mundo (etimológicamente teodicea es teo-dios y dike-justicia).

La teología parte de la existencia de Dios asumida por fe o por razonamiento e intenta indagar en las características del ser divino: ¿cómo es Dios? El teólogo que indaga sobre la bondad divina está haciendo teología, pero también teodicea en el sentido originario del término.


d)El problema del hombre-¿qué es el hombre? La disciplina que tradicionalmente se ha ocupado del estudio del hombre es la psicología. En la Antigüedad la especulación psicológica se desarrollaba en torno al alma, que era considerado el factor diferencial de la realidad humana. En la actualidad ciertos psicólogos estudian al hombre a través de su conducta o su complejidad nerviosa. Estudiar la mente, la conducta o el cerebro son tres formas de acercamiento a la realidad humana. La psicología se puede entender pues como una forma de antropología.

El antropólogo propiamente dicho suele estudiar al hombre a través de la historia, restos fósiles de nuestros antepasados y ciertas culturas primitivas. Las tres vías le sirven para dilucidar los orígenes y peculiaridades de la especie humana.

miércoles, 20 de enero de 2021

ÉTICA. TEMA 4: PLATÓN, LA FELICIDAD Y EL ELEQUILIBRIO INTERIOR

 

Platón especula a partir de sus propias experiencias internas en torno al alma, similares a las de cada uno de nosotros. Veamos cual es la naturaleza de esta especulación introspectiva. A veces nuestro interior, nuestra mente o alma, muestra algunas tensiones o contradicciones. Pasamos por una pastelería y queremos y no queremos comernos un pastel. Vemos fumar a un amigo y deseamos y no deseamos fumar. Fumar es malo, pero aporta placer. Se produce una especie de lucha interna. De este conflicto Platón deduce una cosa: el alma no es unitaria. Para que exista conflicto deben existir al menos dos partes en liza. Profundizando en esta experiencia, ¿qué podemos concluir?

Yo sé que fumar me perjudica, tengo los conocimientos básicos para saber que el tabaco es malo para mi salud, es por ello que siempre que me dispongo a fumar me lo pienso dos veces. No obstante, tengo una inclinación, un deseo muy poderoso de fumar en determinados momentos. A veces, si mi voluntad es lo suficientemente fuerte, se pone al servicio de mi razón y no fumo, venzo y someto de esta manera a mi deseo de fumar. Otras veces, si mi voluntad es débil, el deseo vence y se impone a las consideraciones racionales, a mi propósito de no fumar.

Si mi razón alcanza un conocimiento aceptable sobre los males del tabaco y fuese muy reflexiva a la hora de fumar; si mi voluntad fuese siempre fuerte y esta fortaleza fuese utilizada por mi razón para hacer cumplir sus propósitos venciendo siempre mis inclinaciones o deseos insanos, entonces resultaría un cierto equilibrio interior que me haría la vida más llevadera, me haría un poco más feliz. Esto es lo que venía a decir Platón con otras palabras.

Para Platón el hombre está constituido por dos partes: cuerpo y alma. El alma a su vez se divide en tres partes funcionales (no materiales). Una parte racional, otra irascible (voluntad) y otra concupiscible (instinto). Cada parte del alma tiene varias funciones propias. La parte racional tiene la función propia de la sabiduría, la prudencia y el gobierno de las otras dos partes. La parte irascible tiene la función propia de la fuerza y la sumisión a la parte racional y la parte concupiscible tiene la función propia de la templanza o moderación en la expresión de sus deseos y la sumisión a la parte racional.

Cuando cada parte del alma cumple sus funciones propias alcanza así su virtud. Cuando las tres partes cumplen su función propia se produce, entonces, la virtud más importante: la justicia, una especie de armonía interior.

Gobierno sabio y prudente de la parte racional; fortaleza y sumisión de la parte irascible y templanza y sumisión de la parte concupiscible constituyen las tres virtudes esenciales del alma. Cuando se dan a la vez se produce, como dijimos, la justicia o armonía entre ellas. Y cuando la justicia se mantiene durante un largo periodo de tiempo se produce la felicidad, es decir, estamos un poco más contentos y con mejor predisposición de ánimo que si no se produce este equilibrio interior.

La teoría de las tres partes del alma la expone Platón en el mito del carro alado. Compara el alma con un carro alado regido por un cochero o auriga y llevado por dos caballos: uno bueno, dócil, y otro malo y rebelde. Para que el carro avance (alcance la justicia), es necesario que el cochero (parte racional) pueda dominar a los dos caballos distintos y con distintas tendencias. Uno es bueno, fuerte, bello y dócil (parte irascible) y el otro es malo, horrible y rebelde (parte concupiscible.) Si esta situación se mantiene, finalmente el coche alado emprende el vuelo (alcanza la felicidad).




Preguntas:

Platón, la felicidad y el equilibrio interior.

1/ ¿En cuantas partes divide el alma Platón? Cítalas.

2/ ¿Cuáles son las funciones propias del alma racional?

3/ ¿Cuáles son las funciones propias del alma irascible o voluntad?

4/ ¿Qué quiere decir Platón en “El mito del carro alado” cuando señala que el carro se mueve si cada parte hace lo que debe?

5/ ¿Qué quiere decir Platón en “El mito del carro alado” cuando dice que el carro vuela?

6/ ¿Qué simboliza “el caballo bueno”?

7/¿Qué simboliza el “caballo rebelde”?


TEMA 3. ÉTICA Y PRUDENCIA

 



1. SER LIBRES SIN PENSAR DEMASIADO.

La libertad es una condición ineludible, y gracias a ella podemos mejorar o empeorar nuestras vidas. La libertad nos da la posibilidad de hacernos la vida que queremos, aunque dentro de unos límites. Así pues, de nosotros depende, hasta cierto punto, que tengamos una buena o mala vida.

Lo animales no tienen esta posibilidad al carecer de libertad. Su vida está ya hecha de antemano, para bien o para mal. Nuestra vida es, sin embargo, un quehacer.

Pero ¿cómo puedo usar bien de mi libertad para hacerme una buena vida?

Podría tal vez ser libre sin reflexionar sobre mis acciones. Esto es, actuar a tontas y a locas, como se suele decir; no complicarme la vida en exceso. ¿Sería esto un buen uso de la libertad? ¿Conseguiría así ser un poco más feliz?


TEXTO : “Actuar a tontas y a locas

Por lo general, uno no se pasa la vida dando vueltas a lo que nos conviene o no hacer.(...). Si vamos a ser sinceros, tendremos que reconocer que la mayoría de nuestros actos los hacemos casi automáticamente, sin darle demasiadas vueltas al asunto. Recuerda conmigo, por favor, lo que has hecho esta mañana. A una hora indecentemente temprana ha sonado el despertador y tú, en vez de estrellarlo contra la pared como te apetecía, has apagado la alarma. Te has quedado un ratito entre las sábanas, intentando aprovechar los últimos y preciosos minutos de comodidad horizontal. Después has pensado que se te estaba haciendo demasiado tarde y el autobús para el insti espera, de modo que te has levantado con santa resignación. Ya sé que no te gusta demasiado lavarte los dientes pero como tus padres insisten tanto para que lo hagas has acudido entre bostezos a la cita con el cepillo y la pasta. Te has duchado casi sin darte cuenta de lo que hacías, porque es algo que ya pertenece a la rutina de todas las mañanas. Luego te has bebido el café con leche y te has tomado la habitual tostada con mantequilla. Después, a la dura calle. Mientras ibas hacia la parada del autobús repasando mentalmente los problemas de matemáticas (¿no tenías hoy control?) has ido dando patadas distraídas a una lata vacía de coca-cola. Más tarde el autobús, el instituto, etc.

Francamente, no creo que cada uno de esos actos los hayas realizado tras angustiosas meditaciones: “¿Me levanto o no me levanto? ¿Me ducho o no me ducho? ¡Desayunar o no desayunar, ésa es la cuestión!” (...) Has actuado de manera casi instintiva, sin plantearte muchos problemas. En el fondo resulta lo más cómodo y lo más eficaz, ¿no? A veces darle demasiadas vueltas a lo que uno va hacer nos paraliza. Es como cuando echas a andar: si te pones a mirarte los pies y a decir “ahora, el derecho; luego, el izquierdo, etc.”, lo más seguro es que pegues un tropezón o que acabes parándote.

(Savater, F., Ética para Amador, ed. Ariel, pp. 40, 41, 42, 43, 44.)

Lo que me mueve a realizar algo se llama motivo. En el ejemplo anterior se distinguen tres tipos de motivos: ordenes, costumbres y caprichos. Actuar a tontas y a locas supone entonces actuar por estos tres motivos. La mayoría de las veces actuamos así y parece que no nos va del todo mal. Parece que ya tenemos la fórmula mágica para usar bien la libertad. Mi acción no debe ser excesivamente reflexiva, no debo pensar demasiado. Haré siempre lo que se me ordene. Siempre que no contradiga una orden ya asumida haré lo que esté acostumbrado a hacer. Y si en alguna circunstancia no hay ninguna orden que seguir o ninguna costumbre que me oriente haré, sencillamente, lo que me dé la gana. Puede que así alcance la buena vida. Y sin embargo... hay situaciones excepcionales en que esta fórmula no nos sirve. Y a lo largo de la vida todos pasamos por estas situaciones excepcionales. Veamos algunas de ellas.


1.1 OBEDECER ÓRDENES.


TEXTO : “Órdenes”

El comandante nazi del campo de concentración al que acusan de una matanza de judíos intenta excusarse diciendo que “cumplió órdenes”, pero a mí, sin embargo, no me convence esa justificación.

Esto lo hago porque me lo mandan, pero... ¿por qué obedezco lo que me mandan?, ¿por miedo al castigo?, ¿por esperanza de un premio?, ¿no estoy entonces como esclavizado por quien me manda? Si obedezco porque quien da las órdenes sabe más que yo, ¿no sería aconsejable que procurara informarme lo suficiente para decidir por mí mismo? ¿Y si me mandan cosas que no me parecen convenientes, como cuando le ordenaron al comandante nazi eliminar a los judíos del campo de concentración? ¿Acaso no puede ser algo”malo”-es decir, no conveniente para mí-por mucho que me lo manden, o “bueno” y conveniente aunque nadie me lo ordene?

(Savater, F., Ética para Amador, ed. Ariel, pp. 54-56.)



1.2 HACER SIEMPRE LO QUE MARQUE LA COSTUMBRE.


TEXTO : “Costumbres”

En ciertos países es costumbre no alquilar un piso a negros por su color de piel o a homosexuales por su preferencias amorosas, pero por mucho que sea habitual tal discriminación sigue sin parecerme aceptable.

Si no pienso lo que hago más que una vez, quizá me baste la respuesta de que actúo así “porque es costumbre”. Pero ¿por qué diablos tengo que hacer siempre lo que suele hacerse (o lo que suelo hacer)? ¡Ni que fuera esclavo de quienes me rodean, por muy amigos míos que sean, o de lo que hice ayer, antesdeayer y el mes pasado! Si vivo rodeado de gente que tiene la costumbre de discriminar a los negros y a mí eso no me parece ni medio bien, ¿por qué tengo que imitarles? Si he cogido la costumbre de pedir dinero prestado y no devolverlo nunca, pero cada vez me da más vergüenza hacerlo, ¿por qué no voy a poder cambiar de conducta y empezar desde ahora mismo a ser más legal? ¿Es que acaso una costumbre no puede ser poco conveniente para mí, por muy acostumbrada que sea?

(Savater, F., Ética para Amador, ed. Ariel, pp. 54-56.)


1.3 ACTUAR SIEMPRE POR CAPRICHO.


TEXTO : “Capricho”

El capricho de irse a pasar unos días en la playa es muy comprensible, pero si uno tiene a un bebé a su cargo y lo deja sin cuidado durante un fin de semana, semejante capricho ya no resulta simpático sino criminal. ¿No opinas lo mismo que yo en estos casos?

Muchas veces tengo ganas de hacer cosas que enseguida se vuelven contra mí, de las que me arrepiento luego. En asuntos sin importancia el capricho puede ser aceptable, pero cuando se trata de cosas más serias dejarme llevar por él, sin reflexionar si se trata de un capricho conveniente o inconveniente, puede resultar muy poco aconsejable, hasta peligroso: el capricho de cruzar siempre los semáforos en rojo a lo mejor resulta una o dos veces divertido pero, ¿llegaré a viejo si me empeño en hacerlo día tras día?

(Savater, F., Ética para Amador, ed. Ariel, pp. 54-57.)


De los ejemplos anteriores podríamos llegar a algunas conclusiones. Debemos pensar siempre antes de actuar. Esto es, debemos ser prudentes. Es más cómodo no pensar, pero no es más conveniente. La razón, la reflexión, pensar dos veces las cosas, es una buena forma de ejercer mi libertad.


2. LO QUE NO ME CONVIENE

Hasta ahora hemos tratado de saber qué es lo que más nos conviene, y aunque no lo sabemos de un modo definitivo, sabemos que es necesario pensarlo con tranquilidad. Pensar es un buen camino para saber lo que nos conviene. En cada momento es aconsejable pensar dos veces antes de hacer algo. Pero a veces todos sentimos la necesidad de reflexionar mucho más profundamente qué es lo que queremos hacer con nuestras vidas. Qué es lo que nos conviene por encima de todo. Evidentemente este es un problema que cada uno debe solucionar, para ello contamos con la razón, pero adelanto que es un problema de verdad difícil. Una forma de saber qué es lo que de verdad me conviene por encima de todo es lanzar hipótesis, suponer que me conviene esto o lo otro y tratar de ver, imaginar, cómo me iría la vida, si bien o si mal. Si el experimento mental es positivo habremos cesado la búsqueda, si no lo es tendremos que seguir buscando.


2.1 DINERO Y PODER.


TEXTO : “Ciudadano Kane”

Existe una hermosa película dirigida e interpretada por Orson Welles: ciudadano Kane. Te la recuerdo brevemente, Kane es un multimillonario que con pocos escrúpulos ha reunido en su palacio de Xanadú una enorme colección de todas las cosas hermosas y caras del mundo. Tiene de todo, sin duda, y a todos los que le rodean les utiliza para sus fines, como simples instrumentos de su ambición. Al final de su vida, pasea solo por los salones de su mansión, llenos de espejos que le devuelven mil veces su propia imagen de solitario: sólo su imagen le hace compañía. Al fin muere, murmurando una palabra: “Rosebud!” Un periodista intenta adivinar el significado de este último gemido, pero no lo logra. En realidad, “Rosebud” es el nombre escrito en un trineo con el que Kane jugaba cuando niño, en la época en que aún vivía rodeado de afecto y devolviendo afecto a quienes le rodeaban. Todas sus riquezas y todo el poder acumulado sobre los otros no había podido comprarle nada mejor que aquel recuerdo infantil. Ese trineo, símbolo de dulces relaciones humanas, era en verdad lo que Kane quería, La buena vida que había sacrificado para conseguir millones de cosas que en realidad no le servían para nada. Y sin embargo la mayoría le envidiaba...

(Savater, F., Ética para Amador, ed. Ariel, pp. 78-80.)

La ambición por el dinero le lleva a Kane a una vida muy triste nada envidiable como consecuencia. Evidentemente el dinero no le da la felicidad. No se trata de despreciar el dinero, pero ser conscientes de que si hacemos del dinero el principal motivo de acción en nuestra vida, la felicidad no está garantizada. Séneca, un filósofo latino, nacido en Córdoba, decía algo que tiene mucho que ver con esto: Si rechazas el dinero (por ejemplo si te tocan las quinielas o heredas una gran fortuna) eres estúpido, pero si el único motivo de tu acción es el dinero, eres igualmente estúpido.

TEXTO :“Calígula”

Calígula, un emperador romano un poco extravagante (nombró senadores a un caballo), persiguió el poder durante toda su vida. Llegó a realizar muchas injusticias: crímenes y engaños diversos para conseguirlo. Cuando era emperador sospechaba que todos los que le rodeaban eran sus enemigos y siempre desconfiaba de ellos. Calígula tenía siempre miedo, y esto le obligaba a cometer más crímenes e injusticias. Calígula finalmente fue asesinado. Evidentemente no hizo un buen negocio con su vida: miedo y muerte violenta y prematura fue lo único que consiguió.

(Palomar, J.,)


TEXTO : “Ricardo lll”

Para llegar a convertirse en rey, el conde de Gloucester (que finalmente será coronado como Ricardo lll) elimina a todos los parientes varones que se interponen entre el trono y él, incluyendo hasta niños. Glouscester ha nacido muy listo, pero contrahecho, lo que ha sido un constante sufrimiento para su amor propio; supone que el poder real compensará en cierto modo su joroba y su pierna renga, logrando así inspirar el respeto que no consigue por medio de su aspecto físico. En el fondo, Gloucester quiere ser amado, se siente aislado por su malformación y cree que el afecto puede imponerse a los demás... ¡a la fuerza, por medio del poder! Fracasa, claro está: consigue el trono, pero no inspira a nadie cariño sino horror y después odio. Y lo peor de todo es que él mismo, que había cometido todos sus crímenes por amor propio desesperado, siente ahora horror y odio por sí mismo: ¡no sólo no ha ganado ningún nuevo amigo sino que ha perdido el único amor que creía seguro! Es entonces cuando pronuncia el espantoso y profético diagnóstico de su caso clínico: “Me lanzaré con negra desesperación contra mi alma y acabaré convertido en enemigo de mí mismo”

“¡Oh, cobarde conciencia, cómo me afliges!... ¡La luz despide resplandores azulencos!... ¡Es la hora de la medianoche mortal!... ¡Un sudor frío empapa mis temblorosas carnes!... ¡Cómo! ¿Tengo miedo de mí mismo?... Aquí no hay nadie... Ricardo ama a Ricardo... Eso es; yo soy yo... ¿Hay aquí algún asesino?... No... ¡Sí!...¡Yo! ¡Huyamos, pues!... ¡Cómo! ¿De mí mismo?... ¡Valiente razón!... ¿Por qué?... ¿Del miedo a la venganza? ¡Cómo! ¿De mí mismo contra mí mismo? ¡Ay! ¡Yo me amo! ¿Por qué causa? ¿Por el escaso bien que me he hecho a mí mismo? ¡Oh, no! ¡Ay de mí!... ¡Más bien debería odiarme por las infames acciones que he cometido! ¡Soy un miserable! Pero miento: eso no es verdad... ¡Loco, habla bien de ti! ¡Loco, no te adules! ¡Mi conciencia tiene millares de lenguas, y cada lengua repite su historia particular, y cada historia me condena como un miserable! ¡El perjurio, el perjurio en el más alto grado! ¡El asesinato, el horrendo asesinato hasta el más feroz extremo! Todos los crímenes diversos, todos cometidos bajo todas las formas, acuden a acusarme, gritando todos: ¡Culpable! ¡Culpable!... ¡Me desesperaré! ¡No hay criatura humana que me ame! ¡Y si muero, ningún alma tendrá piedad de mí!... ¿Y por qué había de tenerla? ¡Si yo mismo no he tenido piedad de mí!”

(William Shakespeare, La tragedia de Ricardo lll)

¿Por qué termina Gloucester vuelto un “enemigo de sí mismo”? ¿Acaso no ha conseguido lo que quería, el trono? Sí, pero al precio de estropear su verdadera posibilidad de ser amado y respetado por el resto de sus compañeros. Un trono no concede automáticamente ni amor ni respeto verdadero: sólo garantiza adulación, temor y servilismo. Sobre todo cuando se consigue por medio de fechorías, como en el caso de Ricardo lll. En vez de compensar de algún modo su deformación física, Goucester se deforma también por dentro. Ni de su joroba ni de su cojera tenía la culpa, por lo que no había razón para avergonzarse. Por fuera los demás le veían contrahecho, pero él por dentro podía haberse sabido inteligente, generoso y digno de afecto; si se hubiera amado de verdad a sí mismo, debería haber intentado exteriorizar por medio de su conducta ese interior limpio y recto, su verdadero yo. Por el contrario, sus crímenes le convierten ante sus propios ojos (cuando se mira a sí mismo por dentro, allí donde nadie más que él es testigo) en un monstruo más repugnante que cualquier contrahecho físico. ¿Por qué? Porque de sus jorobas y cojeras morales es él mismo responsable, a diferencia de las otras que eran azares de la naturaleza. La corona manchada de traición y de sangre no le hace amable, ni mucho menos: ahora se sabe menos digno de amor que nunca y ni él mismo se quiere ya. ¿Llamaremos “egoísta” a alguien que se hace tanta pupa a sí mismo?

(Savater, F., Ética para Amador, ed. Ariel, pp.108-110, 118,119)


2.2 LA APETENCIA.


TEXTO : “Esaú

No sé si has leído mucho la Biblia. Está llena de cosas interesantes y no hace falta ser muy religioso para apreciarlas. En el primero de sus libros, el Génesis, se cuenta la historia de Esaú y Jacob, hijos de Isaac. Eran hermanos gemelos, pero Esaú había salido primero del vientre de su madre, lo que le concedía el derecho de primogenitura: ser primero en aquellos tiempos no era cosa sin importancia, porque significaba estar destinado a heredar todas las posesiones y privilegios del padre. A Esaú le gustaba ir de caza y correr aventuras, mientras que Jacob prefería quedarse en casita, preparando de vez en cuando algunas delicias culinarias. Cierto día volvió Esaú del campo cansado y hambriento. Jacob había preparado un suculento potaje de lentejas y a su hermano, nada más llegarle el olorcillo del guiso, se le hizo la boca agua. Le entrarían muchas ganas de comerlo y pidió a Jacob que le invitara. El hermano cocinero le dijo que con mucho gusto pero no gratis sino a cambio del derecho de primogenitura. Esaú pensó: “ Ahora lo que me apetecen son las lentejas. Lo de heredar a mi padre será dentro de mucho tiempo. ¡Quién sabe, a lo mejor me muero yo antes que él” Y accedió a cambiar sus futuros derechos de primogénito por las sabrosas lentejas del presente. ¡Debían oler estupendamente esas lentejas! Ni que decir tiene que más tarde, ya repleta la panza, se arrepintió del mal negocio que había hecho.

Pues ahí tienes: Esaú quería potaje, se empeñó en conseguirlo y al final se quedó sin herencia. ¡Menudo éxito! Sí, claro, pero... ¿eran esas lentejas lo que Esaú quería de veras o simplemente lo que le apetecía en aquel momento? Después de todo, ser primogénito era entonces una cosa muy rentable y en cambio las lentejas ya se sabe: si quieres las tomas y si no las dejas... Es lógico pensar que lo que Esaú quería en el fondo era la primogenitura, un derecho destinado a mejorarle mucho la vida en un plazo más o menos próximo. Por supuesto. También le apetecía comer potaje, pero si se hubiera molestado en pensar un poco se habría dado cuenta de que este segundo deseo podía esperar un rato con tal de no estropear sus posibilidades de conseguir lo fundamental. A veces los hombres queremos cosas contradictorias que entran en conflicto unas con otras. Es importante ser capaz de establecer prioridades y de imponer una cierta jerarquía entre lo que de pronto me apetece y lo que en el fondo, a la larga, quiero. Y si no, que se lo pregunten a Esaú...

(Savater, F., Ética para Amador, ed. Ariel, pp. 72-75, 80,81)


Preguntas sobre el tema 3:Ética y prudencia


1/¿Qué es un motivo?

2/Cuando actúo “a tontas y a locas”, sin pensar demasiado, me rijo por tres tipos de motivos. ¿Cuáles son?

3/El ciudadano Kane llegó a ser muy rico y sin embargo no fue feliz. Al morir dijo una última palabra: Rosebud. ¿A qué se refería y que simbolizaba esta palabra?

4/¿Qué decía Séneca en relación con el dinero?

5/El conde Gloucester logró ser coronado rey y se hizo llamar Ricardo lll. Consiguió mucho poder sobre los otros hombres.

a)¿Cómo consiguió ser rey?

b)¿Según el texto y la película por qué no fue feliz?

6/ La Biblia cuenta la historia de Esaú y Jacob.

a)¿Quién era el hermano mayor?

b)¿Era mejor ser el mayor o el pequeño? ¿Por qué?

c)¿Qué hizo Esaú?

d)¿Hizo lo que quería o lo que deseaba? Razónalo.


TEMA 3: CONOCIMIENTO Y REALIDAD EN PLATÓN

   1.EL PROBLEMA DE LA REALIDAD   Como ya sabemos la gran pregunta metafísica que todos los grandes filósofos se hacen es acerca de la reali...